Hace un poco de calor, pero sigamos con las lanas.
Les muestro otra "joya" familiar. Las hacía mi bisabuela, seguramente con gran conciencia  recicladora ( oculta para ella!!.) y con todos aquellos bollitos que le sobraban de lo que tejía. Hizo varias, en mi infancia todas las casas de la familia tenían la suya. No se que fue de la mía... pero esos colores y esas combinaciones (  para nada premeditadas, azar puro) quedaron en mi.
Otra vez mis ancestros y el color!!!
Qué mujeres.

Pasé todos los inviernos de mi infancia entre lanas y agujas, la verdad es que jamás pude  tejer alguna otra cosa que no fuera una bufanda o cuadradito, pero recuerdo el sentimiento de felicidad que me producia en aquel tiempo agarrar las 2 agujas..
Ritual de inviernos... miraba a mis abuelas, a mi mamá.... pero jamás aprendí algo más :(


Crecí y crecí y  seguí compartiendo los inviernos con mi abuela, año tras año entre tés y ensaimadas, agarraba la aguja de crochet esperando un milagro....no , nada pasaba.
Año siguiente lo mismo volvía a intentarlo, ésta vez logré una cadenita, no mucho más
Otro año... más esperanzas, ya no recuerdo cúantos inviernos estuve así, pero uno en particular cuando Catalina era chiquita simplemente me salió!!! Ja!! Eureka!! ESE era el momento, salieron los puntos, luego me animé con las flores y flores y MAS flores!!
Pero los colores de las mantas de mi bisabuela seguían en mi cabeza, y si demasiada práctica pero con muchísima alegría, en otoño comencé con mi primera manta, obviamente  para Cata y obviamente rosa.
Tiene varios años, infinidad de siestas y éstas son las primeras fotos.
Quedó algo corta, la ansiedad me estaba matando y quería hacerle el borde!!

Luego viniron infinidad de bufandas, para todos!! Cosas super simples que me permirieron grandes momentos de meditación y felicidad y Color.

Obviamente que Felipe también tenía que tener su manta. Y éste invierno le tocó a él.